Rafael Fernández como cronista visual nos presenta en este proyecto fotográfico un nuevo cuaderno de apuntes de la realidad. Tokyo es, en esta ocasión, el escenario donde se suceden imágenes no previsibles, casi encontradas.

Embriagado por la elegancia y el glamour del documentalismo americano de los años 50, presenta una serie de fotografías en blanco y negro, atemporales, persiguiendo ese momento encontrado en el centro de este mundo protagonista, Tokyo, su cultura y sus gentes.

Pero es en este proyecto donde Fernández se abstrae de lo físico y lo evidente para buscar más allá: una intención estética de limpieza que le lleva a imágenes más puras. Interesado en las huellas de las vidas que componen esta ciudad, su interés es que el espectador encuentre tranquilidad en una imagen preconcebida como ciudad caótica, alterada por el movimiento, las luces, el ruido y las masas.

La lente viajera de Fernández , capaz de revelarnos lo efímero y espontáneo, atraviesa fronteras y permite al espectador conocer un poco más de esa metrópoli tan distinta a nuestro occidente.