Artista nacido en Barcelona en 1942, pero considerado asturiano de condición, pues se traslada con su familia desde su infancia a Gijón, donde pasa gran parte de su juventud y comienza a dar los primeros pasos en el mundo del arte. Desde sus primeras exposiciones en Oviedo y Bilbao (1968) hasta hoy median cuarenta y seis años de dedicación a su profesión.

Con una dilatada trayectoria, Gomila ha sido galardonado en certámenes internacionales, ha recorrido el mundo con sus obras y ha trabajado en los grandes templos del arte a nivel mundial: las Bienales de Alejandría, Sao Paulo, Venecia; exposiciones individuales en Madrid, Marbella, Buenos Aires, México, Universidad de Caracas, Museo Metropolitano de Manila, ARCO; Colecciones en el Centro de Arte Reina Sofia de Madrid; Museo de Bellas Artes de Asturias… así como su labor de retratista de los 33 Hombres Ilustres de España (entre los que cuentan la Casa Real, Ferrer Salat, Berlanga, Antonio Garrigues, Duquesa de Alba, Antoñete, Javier Solana, Francisco Umbral, Miguel Ríos…)

El marco de investigación de la obra de Gomila se sitúa tras la huella del Pop inglés del cual se influenció en sus años de estancia en Londres: ciudad pop por excelencia tanto en pintura, música, moda y diseño, empapándose de artistas como Hockney, Kitaj, Peter Philips o Peter Blake; así como del expresionismo figurativo de Francis Bacon.

Si bien el Pop americano se concibe como la exaltación del mundo de consumo, el Pop británico del que bebe nuestro protagonista está orientado de modo explícito hacia la crítica social y política.

El trabajo de Gomila se centra fundamentalmente en la figura humana: en un principio la figura atravesada por códigos urbanos y signos gráficos marcadamente delimitados (sobretodo en los 70´s) para pasar a plantear unos años después la figura humana con un aspecto más expresivo, matérico y de sentimiento más profundo. Su primer gran éxito, las llamadas “Cajas ambiente” (1973) se trataba de una llamada pintura expandida, una obra “total” en su época en la que el espectador sería un elemento más de la obra al quedar integrado en ella, y cuyas figuras y sujetos se encuentran atrapados, distorsionados e invadidos por la multiplicidad de códigos urbanos (señales, anuncios…) que le llevan a emprender una reflexión critico-política del mundo tecnocrático en esta sociedad que nos rodea.

En esta línea, de individuos atrapados por un ritmo descontrolado de consumo y codificación desbordante, Gomila trabaja pasando por el lienzo, y soportes pesados como la madera y el hierro, hacia una gestualidad de carácter más expresiva ligada a una pintura más viva, más líquida y de colores sobrespuestos, una pintura ligera sobre tela de algodón, papel, cartón, metacrilato y nueva obra fotográfica digital ligada al proceso del escarbado y recorte de publicaciones publicitarias.

La pintura de Juan Gomila es fiel ejemplo de lo antedicho: formas, figuras y deleite pictórico de gran sensibilidad para captar la realidad que nos rodea, de armónicas composiciones y expresivas mezclas de colores y luz.